Hay cosas que siempre saben mejor cuando no las planeas.
Como cuando sales de tranquis y acabas volviendo a casa a las 9 de la mañana con unos churros para desayunar.

Y eso es lo que me ha pasado.


Que no, no es que me fuera de fiesta anoche y esté escribiendo el post mientras desayuno un chocolate con churros.
Hablando de chocolate con churros, ¡Feliz Año Nuevo!

Tranquilos, que no me he vuelto loca, ¡es que la última vez que aparecí por aquí fue el año pasado!

Eso hay que arreglarlo, así que enseguida os pongo al día: volvimos a casa como el buen turrón para disfrutar de la Navidad con nuestra familia y amigos, pasamos unos días estupendos, hice roscones para un regimiento (aunque no les hice fotos, así que tendré que esperar al año que viene para editar el post, snif...) y nos volvimos a Turín para continuar con nuestro año aquí.
Toma resumen. Y que cuando tengo que estudiar no sepa resumir apuntes...

Por cierto, ¿alguien sabe hasta cuál es el último día oficial para decir "Feliz Año" a los demás? ¿Qué pasa si hoy me encuentro con alguien que no veo desde el año pasado?
Bueno, que me voy del tema.

Total.

Que en mis planes no estaba que mi primera entrada del año fuera ésta. Mi plan era salir de tranquis, pero entonces apareció Iratxe y me lió.


Este mes en el AsaltaBlogs hemos tenido que sacrificarnos y desvalijar a Gallecookies.
Ha sido muy duro, he tenido que enfrentarme ni más ni menos que a la teoría del yogur infinito, esa obsesión yoguril de mi novio que consiste en repetir constantemente que un día tenemos que hacer yogur en casa para, de ese yogur, sacar más yogures, y de esos yogures, sacar más yogures todavía, y así eternamente.

Cuando le convencí de que con tantas cosas ricas en esa despensa no podíamos conformarnos con hacer yogur tuvimos que decidirnos entre el batido de fresa, naranja y plátano y la tarta de limoncello y frutas del bosque. El batido me daba especial cariño porque lo hacen igual en una tetería a la que vamos mucho, y que mi amiga Almudena no me deja pedir si se nos hace tarde porque "la naranja por la mañana es oro, por la tarde plata y por la noche mata" ;)
Amiga, que sé que me estás leyendo, te echo mucho de menos. ¡Qué ganas tengo ya de tenerte aquí!

Al final, ganó esta Tarta de Limoncello y Frutas del Bosque, que resultó ser el mejor plan. Y eso que a mí siempre me ha pasado algo raro con el sabor a limón, pero no he sabido qué era hasta que leí el post de Iratxe: pereza. Tal cual.

Os recomiendo muchísimo su blog, tiene unas recetas súper chulas y además me he partido de risa con la historia de su disfraz de leche derramada y de su panettone alien.

TARTA DE LIMONCELLO Y FRUTAS DEL BOSQUE (Os recomiendo usar moldes de 15cm. La mía quedó tan bajita porque el que usé era de 20cm.)
- Para el bizcocho:
180ml de aceite de girasol
150g de azúcar
200g de harina
4 huevos
1 cucharadita y media de levadura
1 cucharadita de extracto de limón

- Para el almíbar:
100ml de agua
100g de azúcar
Limoncello (Al gusto)

- Para el relleno:
Mermelada de frutas del bosque

- Para la crema de mascarpone:
250g de queso mascarpone
150g de queso crema tipo Philadelphia
100ml de nata para montar
Limoncello (Al gusto)

Para preparar el bizcocho precalentamos el horno a 180ºC. Engrasamos nuestros moldes con un poco de mantequilla y espolvoreamos un poco de harina, para que los bizcochos no se nos peguen. Tamizamos la harina con la levadura y reservamos.
Batimos los huevos con el azúcar y el aceite hasta que estén espumosos. Añadimos poco a poco la harina, sin dejar de batir, hasta que se haya integrado toda. Por último incorporamos el extracto de limón.
Repartimos la masa en los moldes y horneamos en torno a 30 minutos, hasta que al pinchar con un palillo en el centro de los bizcochos salga limpio. Los dejamos templar 5 minutos y los desmoldamos sobre una rejilla.

Mientras los bizcochos se enfrían, preparamos el almíbar. Ponemos el agua y el azúcar en un cazo y lo ponemos al fuego hasta que el azúcar se haya disuelto. En ese momento, lo retiramos, añadimos un chorrito de limoncello, lo removemos bien y dejamos enfriar.

Para la crema batimos el queso mascarpone y el queso crema hasta que se integren. Añadimos la nata y batimos hasta que se monte y nos quede una crema de consistencia parecida a la nata montada.
Por último, añadimos limoncello al gusto y batimos hasta que la mezcla sea homogénea.

Cuando los bizcochos estén fríos, los nivelamos y montamos la tarta. Colocamos el primer bizcocho encima de la base, lo calamos con el almíbar (IMPORTANTE acordarse de poner el almíbar antes de haber puesto la crema, ejem...), y le ponemos una capa de crema de mascarpone.


Ponemos la siguiente capa de bizcocho, lo almibaramos y le ponemos una capa de mermelada de frutas del bosque (IMPORTANTE acordarse de poner el almíbar antes de haber puesto la mermelada, ejem...).


Colocamos el último bizcocho, lo almibaramos y cubrimos la tarta con crema de mascarpone.
A mí la crema me llegó justita con estas cantidades, pero como os digo arriba mi molde era más grande que el de la receta original.


Es una tarta muy primaveral, ¡así que aprovechad ahora que parece que por fin ha llegado el ansiado solecito!
Parece mentira, pero sí, aquí en Turín también. Al menos de momento...

Os dejo, que tenemos de visita a los padres de Carlos y nos toca caminata turística por tercer día consecutivo.

¡Besitos dulces!